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Plaza del Leonismo

Autoría: Lucía Martí / Centro de Fotografía – IM
Autoría: Lucía Martí / Centro de Fotografía – IM

El barrio Malvín debe su nombre a la deformación del de Juan Balbín González Vallejo, un español que en el siglo XVIII tuvo un saladero en la zona. Hasta fines del siglo XIX era un amplio terreno agreste, cubierto de dunas y arenales, dedicado a albergar saladeros.

Durante las primeras décadas del siglo XX, Malvín fue integrándose al circuito balneario que estaba desarrollándose en la costa montevideana. En 1917 la Intendencia inició la construcción de la Rambla Este, destinada a unir, mediante una vía costera, los balnearios de Pocitos y Carrasco. En 1918 se inició la construcción del tramo de la Rambla Malvín. Esto promovió el desarrollo de la zona, que hacia fines de la década de 1920 ya se perfilaba entre los balnearios más importantes de la ciudad y que durante las dos décadas siguientes vio crecer una amplia infraestructura turística.

La transformación de balneario en barrio residencial se procesó lentamente entre las décadas de 1920 y 1950. Malvín se fue conformando como un barrio de variado perfil social, en gran parte gracias al reducido valor del suelo en comparación con el de otras zonas costeras. 

El desarrollo de clubes deportivos e instituciones sociales y educativas, así como de espacios públicos relevantes y de un estilo de vida “tranquilo”, “relajado” y considerado por su habitantes como distinto al ritmo acelerado de la ciudad, fueron marcando la construcción de una fuerte identidad malvinense, que aún se mantiene pese a que el barrio cambió mucho en el curso del siglo XX. 

A partir de la década de 1970 se procesó una fuerte transformación en la franja costera, caracterizada por el desarrollo de elevados edificios, que afectaron el acceso visual del resto del barrio hacia la costa. Además, muchos de los tradicionales espacios de socialización -bares, comercios familiares- desaparecieron.

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