Más que un espacio geográfico, una ciudad es una red social, económica y cultural que organiza la vida de las personas. Los hilos de esa red se reproducen y modifican día a día a través del trabajo, la sociabilidad y la creación de quienes formamos parte de ella.
Sin embargo, la mayor parte del tiempo no somos conscientes de esto. La ciudad se nos aparece como una realidad dada, un objeto atemporal que siempre fue así y que por lo tanto siempre va a serlo.
La construcción de Montevideo
Comienza como una plaza fuerte, junto al puerto sobre el Río de la Plata, en la gran bahía desde donde se puede apreciar el cerro de Montevideo.
Su etapa de colonización está dada con la llegada de familias desde Buenos Aires, y, como establecía el decreto fundacional, “25 [familias] del Reino de Galicia y las otras 25 de las Islas Canarias”, así como de indígenas y población esclavizada.
También se procuró la ayuda desde otras jurisdicciones dándole las “Ordenes necesarias a mi virrey del Perú, gobernadores de Chile, Tucumán y Paraguay, para que os den cuantos auxilios puedan”. (1)
El inicio del poblamiento en 1724 respondía a la presencia portuguesa desde el año previo, en un contexto de disputas entre imperios europeos y esa búsqueda de ayuda a otras jurisdicciones administrativas, expresa claramente que se trató de un plan continental de la corona española.
Es imposible entender el inicio del proceso fundacional de nuestra ciudad sin enmarcarlo en la disputa entre los imperios portugués y español por la ocupación del Río de la Plata y con las redes comerciales de tráfico esclavista que trasformaron a esta región en intermediaria o zona de tránsito hacia las regiones que hoy ocupan Chile, Paraguay, y fundamentalmente a Perú y Bolivia.
Índice de citas
(1) Archivo General de la Nación de Argentina, División Colonia, legajo de reales cédulas número 4.
Comienza como una plaza fuerte, junto al puerto sobre el Río de la Plata, en la gran bahía desde donde se puede apreciar el cerro de Montevideo.
Su etapa de colonización está dada con la llegada de familias desde Buenos Aires, y, como establecía el decreto fundacional, “25 [familias] del Reino de Galicia y las otras 25 de las Islas Canarias”, así como de indígenas y población esclavizada.
También se procuró la ayuda desde otras jurisdicciones dándole las “Ordenes necesarias a mi virrey del Perú, gobernadores de Chile, Tucumán y Paraguay, para que os den cuantos auxilios puedan”. (1)
El inicio del poblamiento en 1724 respondía a la presencia portuguesa desde el año previo, en un contexto de disputas entre imperios europeos y esa búsqueda de ayuda a otras jurisdicciones administrativas, expresa claramente que se trató de un plan continental de la corona española.
Es imposible entender el inicio del proceso fundacional de nuestra ciudad sin enmarcarlo en la disputa entre los imperios portugués y español por la ocupación del Río de la Plata y con las redes comerciales de tráfico esclavista que trasformaron a esta región en intermediaria o zona de tránsito hacia las regiones que hoy ocupan Chile, Paraguay, y fundamentalmente a Perú y Bolivia.
En el entorno regional se desarrollaron diferentes movimientos estratégicos, donde los portugueses buscaron proteger y mantener comunicada la Colonia del Sacramento y lo españoles trataban de evitar que Buenos Aires quedara aislada y se generaran diferentes accesos a los territorios interiores del virreinato del Perú.
En 1716, como reflejo de este conflicto, el rey Felipe V estableció como el “más estrecho y eficaz encargo” contener a los portugueses “en los límites de lo que únicamente les he dado y cedido, y frustrarle cualquier otra idea que puedan tener”. Ello parece haber contenido un claro mensaje: “la Colonia del Sacramento pudo ser ¡pero no más!”. (2)
En 1717, cuando se designa a Bruno Mauricio de Zabala como Gobernador, esta preocupación de la corona española es mencionada nuevamente, ordenandole que con premura poblara y fortificara en el momento de la designación, en 1717, parajes de Montevideo y Maldonado. (3)
Esta insistencia, frente al incumplimiento por parte del Gobernador de Buenos Aires, vuelve a aparecer en la Real Cédula de mayo de 1723 donde se le exige a Zabala que construya una ciudad en la bahía de Montevideo y lo haga con premura. (4)
Las previsiones de la corona española fueron confirmadas cuando comienzos de diciembre de 1723 Pedro Gonardo, práctico portuario que iba a bordo del barco esclavista “King William” recién zarpado de Buenos Aires, retornó rápidamente con la noticia de que en la Bahía de Montevideo se encontraba un navío de guerra portugués y otros tres transportes.
A eso se sumaban entre doscientos y trescientos hombres, bajo el mando de Manuel Henriquez de Norona, que habían levantado tolderías y comenzaban a construir un fuerte defendido por unos cincuenta cañones. El temor de la gobernación de Buenos Aires era que la corona portuguesa reclamara el territorio para el reino de Portugal. (5)
Frente a esta situación, el gobernador de Buenos Aires, en busca de dar una respuesta “consiguió cuatro barcos, la Capitana y la Almiranta, que eran navíos de guerra para la defensa de la ciudad, un patache (una embarcación menor), y un barco esclavista inglés, no sin la resistencia de los representantes de la Compañía de los Mares del Sur.
Aparte del King William, otro navío esclavista participó de la fundación de Montevideo, el Saint Quintín” (6), marcando de esta manera la enorme deuda histórica que tenemos con las personas afrodescendientes incluso en el momento del inicio de la construcción de Montevideo.
La expedición cruzó el Río de la Plata y arribó el 20 de enero de 1724. A su llegada ya no había presencia de las tropas portuguesas que abandonaron el lugar el 19 de enero frente a las noticias o el avistamiento de la expedición española. Desde ese momento comenzó la construcción de la defensa del nuevo enclave.
Como surge del diario del gobernador el “25 de marzo llegaron 1.000 Tapes, y el inmediato empezaron a trabajar en las demás fortificaciones delineadas” (7). Allí comenzó, en efecto, el proceso poblacional de la jurisdicción de Montevideo, que tuvo como punto central a la actual Ciudad Vieja. Incluso el ingeniero Domingo Petrarca elaboró en 1724 un mapa titulado "Planta de la Ensenada de Monte Video [sic], y los bajos y sondas situados en sus berdaderas situasiones, y el fondo que tiene es lama suelta, de tres brazas. 1724". (8)
Iniciar el proceso conmemorativo en 1724 –e incluso haber realizado actividades en 1723, reconociendo la presencia (y herencia) portuguesa- no implica desmerecer las fechas de 1726 (cuando se procedió al padrón poblacional, al trazado urbano y al reparto de solares), ni 1730 (cuando con muchas dificultades y en condiciones edilicias precarias, comenzó a funcionar el Cabildo de Montevideo).
Tampoco implica desmerecer otras etapas conmemorativas, como las que tuvieron lugar en 1926, 1930 o incluso (en el contexto dictatorial y de festejos de la “orientalidad”) 1976.
Incluso, historiadores como Luis Enrique Azarola Gil (importante escritor y diplomático de la primera mitad del siglo XX), llegó a plantear que las expediciones de 1607 habían iniciado el proceso fundacional. Por eso, tomando en cuenta los acontecimientos y las distintas conmemoraciones, es que se alude a “ciclo conmemorativo” y no a una fecha exacta. La intención es ir reconociendo todos los hitos que permitieron la existencia de la ciudad.
La investigación histórica requiere rigor, seguir un método de trabajo que encuentra como elemento central el análisis de la documentación como prueba para demostrar la base empírica de lo que se afirma. Las pruebas sobre el inicio del proceso en 1724 son inobjetables. A ese aspecto se agrega que un proceso no es una fecha específica, sino que es una sucesión de hechos y acciones que fueron marcando el desarrollo de una población, de una ciudad, así como de los distintos grupos sociales que la conforman.
Índice de citas
(1) Archivo General de la Nación de Argentina, División Colonia, legajo de reales cédulas número 4.
(2) Real cédula. Buen Retiro, 11-10-1716. Juan M. de la Sota. Historia del territorio oriental del Uruguay. Montevideo, Ministerio de Instrucción Pública y Previsión Social, 1965, vol. 1, p. 183.
(3) Bentancour Arturo, Apresuramientos y errores en el origen del presidio de Montevideo: la débil llave del Atlántico Sur. Revistas americanistas (España).
(4) Real cédula. Aranjuez, 10-05-1723. Ibídem, p. 7.
(5) Borucki Alex, 1723: Cuando el arribo de un barco esclavista aceleró la fundación de Montevideo. Artículo publicado en La diaria en enero de 2023.
(6) Idem.
(7) De Angelis, Pedro, Fundación de la ciudad de Montevideo.
(8) El mapa se puede consultar aquí.
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