Centro Cultural Bartolomé Hidalgo


El Prado ocupa un área extensa y su columna vertebral es el arroyo Miguelete. Sus orígenes están relacionados con el proceso fundacional de Montevideo: a mediados del siglo XVIII, el capitán Pedro Millán destinó a chacras los terrenos adyacentes al arroyo. Con el transcurso de los años esta zona se caracterizó por las casas de veraneo, ya que los montevideanos aún no disfrutaban de las playas.
Durante la Guerra Grande, muchas familias pasaron a residir en el Prado, entre otros motivos en busca de mejor calidad de vida y huir de las enfermedades de la época, como cólera y fiebre amarilla. Las incipientes clases altas montevideanas hicieron construir viviendas rodeadas de extensos espacios verdes, dando lugar al surgimiento de las casas quintas. En las primeras décadas del siglo XX hicieron del paseo del Prado su esparcimiento preferido.
Este edificio que actualmente es la sede del Municipio G, es parte de lo que fue la casa quinta de Carlos de Castro, que estaba constituida por tres edificaciones. La principal fue demolida y se conservan la casa secundaria, las cocheras y habitaciones de servicio. La casa quinta fue inaugurada en el año 1868. Esta tenía un embarcadero y los paseos en el Arroyo Miguelete eran frecuentes. Carlos de Castro encargó al francés, Pedro Margat el diseño del parque de la quinta, rodeado de árboles de distintas especies. La mansión fue inspiración tanto para Pedro Figari en su cuadro «Atardeceres en la quinta», como para Petrona Viera y Carlos María Herrera.
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